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martes, 19 de mayo de 2015

ROMEO Y JULIETA

Abrí el libro por la página marcada, ya había anochecido y solo se oía la
triste llamada de un hombre malherido. Intenté leer pero sus sollozos no
me daban paz alguna para ello, entonces salí al balcón y le vi. Ahí estaba
como todas las madrugadas gritando mi nombre sin voz, sin luz, apagado.
Pero mi deseo por él saltó a la luz, ya estaba cansada de no desearle
puesto que era mi vida, mi razón de ser… y fui a su llamada. Como Romeo
para su Julieta, como  su corazón para mi alma. Y ahí estuvimos toda la
noche… amado con amada.

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