Abrí el libro por la página marcada, eso fue lo último que me dijo antes de desvanecerse para
siempre. No sabía qué quería decir claramente pero sin pensarlo dos veces fui corriendo a su
habitación. Allí encontré un gran libro abierto por una página que relucía. Pensé que quería que
supiera algo importante. Leí la página, empapada por mis lágrimas, y decía así: la vida no es más
que una página en blanco, en la que tu esfuerzo y sudor derramado serán la tinta para escribir
un final feliz a tu historia, tu vida…
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