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lunes, 13 de junio de 2011

PABLO RUZ

Solo pude mirar hacia atrás, cuando al doblar la esquina vi su esperpéntica cara. Era el famoso asesino en serie, la reacción fue inmediata, pero al mirar atrás solo había una calle oscura hasta que esta se desvaneció.

Desperté en una habitación oscura, solo había una tenue luz amarillenta que colgaba del techo. Estaba sobre una mesa de metal, atado de pies y manos, cuando miré a la derecha y vi una fila de bisturís y diferentes tipos de tijeras, además había ciertos aparatos innombrables con los que se opera, de repente el escenario volvió a desvanecerse. Cuando volví a recuperar el sentido estaba sumido en un intenso punzante que hacía que sintiese un fuerte desgarrón en el estómago.

Cuando parecía que el proceso llegaba a su fin un fuerte estruendo irrumpió en la habitación, la policía venia en mi auxilio.

Pasaron años cuando iba por la calle con mi hijo y al pasar por nuestro lado un hombre con gabardina y sombrero en aquella mañana de invierno se me aceleró el corazón. Estábamos esperando en la parada del metro cuando al subir al metro una fuerte mano agarró a mi hijo por la espalda, era demasiado tarde para reaccionar, las puertas se habían cerrado.

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