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martes, 19 de mayo de 2015

-Cenizas de la eternidad-

Abrí el libro por la página marcada, el polvo envolvió el lúgubre habitáculo tenuemente iluminado por mi linterna, pero la página estaba en blanco, no había nada. Volví tras mis pasos con el libro en mi poder, el tomo original de el enigmático Manuscrito de Voynich. Varias referencias a un manuscrito original de diferentes fuentes a lo largo de los siglos me llevaron allí: Marco Polo, Sir Francis Drake, Magallanes… Hablaban de la existencia de un libro, un misterioso libro que contenía los conocimientos de una raza “procedente del cielo”. Un gran temblor me indicó que era hora de irse.

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