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lunes, 25 de mayo de 2015

EL CASTILLO

Abrí el libro por la página marcada... curioso, pues el libro se encontraba en la sección prohibida. Era de noche, se oía de fondo el ulular de la lechuza rompiendo el silencio. De repente... una mano agarró con fuerza mi hombro. Mi padrastro me miraba con desprecio. Me condujo a través de pasillos del castillo que parecían interminables. No sabía bien a donde me llevaba porque el único que realmente conoce la casa a la perfección era él. La sala a la que llegamos no era muy luminosa. Su única iluminación era un haz de luz de luna que atravesaba la habitación. Había pocos muebles: una estantería, una mesa y un par de sillones. Me interrogó. Lo único que salió de mi boca fue un tenue “el título me llamó la atención”.

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