Etiquetas

martes, 19 de mayo de 2015

Esa historia tan cautivadora

Abrí el libro por la página marcada y me acomodé, si es que eso era posible, en ese banco de madera duro y frío, que entumecía cada hueso del cuerpo. Era la hora de introducirse de nuevo en esa historia tan cautivadora. Cada vez que pasaba una página me detenía a ver la porción de libro que quedaba sin leer, y muy a mi pesar, se consumía hoja tras hoja. Cual adicto a su droga, en este caso la lectura, necesitaba cada vez más, y ya no importaban las miradas acusadoras de la gente que pasaba a mi alrededor. Allí solo estábamos: el libro, el incómodo banco de madera y yo. Hasta que el puntual marca páginas me indicó el último párrafo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario