Solo pude mirar hacia atrás un instante cuando venían a por mí y yo corría y corría y gritaba, pero al final… La dentista me cogió y me puso la anestesia.
Ese pinchazo lo recordaré toda mi vida. Fue bestial pero, poco a poco, muy lentamente me quedé dormido y cuando desperté tenía la boca llena de alambres y hierros. Fue horroroso.
Durante aquellos días no podía comer y se me plagó la boca de llagas. Fue una semana de sufrimiento y de burlas de mis compañeros.
Siempre la recordaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario