Etiquetas

domingo, 15 de mayo de 2011

JOSÉ JAIME PÉREZ

Solo pude mirar hacia atrás, pues lógicamente los toques de atención recibidos en mi espalda así me lo indicaban; me encontraba en un tren de vuelta al hogar, ya que había estado mucho tiempo lejos de casa: todo empezó por unas fuertes discusiones que sostuvimos mi padre y yo sobre la desordenada vida que, según decía (y a lo largo de estos 3 años yo mismo he comprobado) estaba llevando; al principio no sabía manejarme bien entre las calles de Valencia, pero poco a poco fui pillándole el tranquillo; encontré trabajo pronto, en un puesto como vendedor de golosinas callejero, el hombre que me contrató (Carlos) y yo íbamos todas las tardes a vender al puerto; fue pasando el tiempo y me fui sintiendo culpable por la situación familiar que había provocado, al contarle mi situación a Carlos, con quién había forjado una fuerte relación de amistad, me sugirió que pidiera perdón y volviera a casa, y así me disponía a hacerlo… Al girarme vi a un hombre, sin que pudiera reaccionar me apretó fuertemente contra su pecho, nunca pensé que una sola palabra hubiera podido encauzar mi vida de nuevo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario