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domingo, 15 de mayo de 2011

MIGUEL PIÑAS

Solo pude mirar hacia atrás antes de que una bala perforara mi espalda y alcanzara mi corazón. Ahora todo se ha acabado. Solo queda mirar hacia atrás y ver como empezó todo.

Aquella tarde necesitaba dinero y sólo tenia que meterme en la guarida del “chungo” y quitarle una bolsa, “la” bolsa, lo que no sabía era que en este caso me jugaba la vida, quién iba a pensar que una bolsa llena de papeles, que me prohibieron leer bajo ningún concepto, iba a causarme tantos problemas, para terminar después conmigo, pero así era, me descubrieron y solo escuché un grito amenazante antes de girarme y sentir el plomo atravesando mi espalda. Después de eso solo sentía que aparecía en otro escenario, un escenario totalmente diferente, y mucho más real que el anterior, con mi pupitre bajo mi frente y una voz familiar que me pedía un microrrelato. ¿Dónde estaba? Estaba de nuevo en clase de lengua. Bueno, al menos es mejor que estar muerto.

O quizás no.

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