Etiquetas

miércoles, 11 de mayo de 2011

Guillermo Griñán Ciria

Solo pude mirar hacia atrás y ver que venía un hombre raro que estaba enmascarado y llevaba puesto un pasamontañas negro. Parecía uno de esos típicos matones que te atracan en calles oscuras.

Yo iba corriendo hasta que a mi amigo, que no corría tanto como yo, le cogió por el brazo. Me detuve en una rotonda para pedir auxilio, pero nadie se paraba.

Cuando fui a ver si estaba mi amigo Javier, no se hallaba allí. Me asusté porque tenía que quedarme a buscarlo. Me di la vuelta y me cogió el tipo del principio. Me llevó a un sitio extraño y me puso un saco en la cabeza para que no viera nada.

Entramos en una casa. Lo supe por el sonido de la puerta. Me quitaron el saco y gritaron “sorpresa” porque era mi cumpleaños y Javier y mi familia me habían organizado una fiesta para celebrarlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario