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miércoles, 11 de mayo de 2011

Víctor Esteve Tavares

Solo pude mirar hacia atrás porque de repente vinieron unos policías y me detuvieron.

Me llevaron a la comisaría y me culparon de un asesinato.

Allí me encontraba yo, pudriéndome en la cárcel y sin haber hecho nada. Sólo sé que mi mujer me dejó porque creía que yo asesiné a aquella persona inocente.

No pude soportarlo y empecé a gritar y a actuar como un loco. Todo el mundo creía que yo había perdido la razón. Entonces el juez me mandó al manicomio.

Pero la estancia allí no me mejoró nada, solo me dejó más loco.

Cuando por fin salí a la calle sentí que mi vida no valía nada.

Fui en busca de mi antigua casa. Cuando entré en ella las cosas de mi mujer ya no estaban porque me había dejado. Mi vida estaba vacía sin ella.

Todo esto no hubiera pasado si no me hubieran culpado a mí de ese asesinato.

De repente cambió mi vida, pero entonces…


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